¿A qué renuncias por miedo?

Share on facebook
Share on google
Share on twitter
Share on linkedin

El miedo es nuestro aliado, pero también puede convertirse en nuestro gran enemigo. Mal gestionado, se desborda y lo invade todo, afectando incluso el sistema inmunológico. Una reflexión para conocer sus caras ocultas.  

Una amiga me comentó una frase que me parece genial para comenzar a reflexionar sobre el miedo: había una pareja mirando el mar en la playa y la chica dice “algún día me moriré” y él le responde “sí, pero los otros días, no”.  

El miedo, acompañado de la angustia, la incertidumbre y la ansiedad, es quizás una de las emociones con la que más hemos tenido que vivir en los últimos tiempos y que se ha ido expandiendo a todos los niveles y a escala mundial. Por tanto, si siempre ha sido muy importante saber cómo funciona, cómo ejerce su poder en nosotros, cómo afecta nuestra vida, actualmente lo es aún más.

Sin lugar a dudas, el miedo es una emoción muy compleja. Por una parte, el miedo es nuestro aliado, nos protege, nos avisa, nos cuida. Nos ayuda a ser cautos, a no precipitarnos, a revisar nuestras acciones, comportamientos o respuestas. Lo hemos experimentado todos, a diferentes niveles e intensidades. Sin embargo, cuando se desborda se puede volver nuestro enemigo y convertirse en un bloqueador que paraliza, en un tirano que nos impide actuar, que no nos deja vivir plenamente, que no nos deja ver lo que hay a nuestro alrededor.

Muchas veces el miedo, convertido en enemigo silencioso, se esconde bajo otras emociones y desde allí va impregnando todo a su paso.  De esta manera se disfraza de rabia, frustración, tristeza, desconfianza, celos, inseguridad, y muchos etc., hasta llegar al punto extremo de impedirnos hacer cualquier cosa y a afectar nuestro sistema inmunológico. Tengo miedo a… estar solo, a enfermar, a fracasar, a que me engañen, a que se burlen de mí, a la muerte, a perder el control, al compromiso, a decir lo que pienso… No me atrevo a porque me da miedo. Y así el miedo se vuelve una atadura que se va haciendo cada vez más grande. 

Se dice que el VALIENTE no es aquel que no tiene miedo, sino el que teniendo miedo afronta la situación. Por ello, el primer paso es perderle el miedo al miedo: tomar consciencia, reconocerlo, descubrir en qué situaciones emocionales está escondido y, sobre todo, confrontarlo a través de acciones.  Si transformamos el miedo en una oportunidad para superarnos, el miedo deja de ser un enemigo.

Sí, pero los otros días, no”, sé que un día voy a morir, y puede que eso me de miedo, pero los otros días voy a vivir.  Te invito a que seas VALIENTE y afrontes tu miedo, conviértelo en tu aliado, ATRÉVETE. Naturalmente la situación actual nos genera miedo, pero estamos vivos y tenemos diferentes posibilidades, otras a las que teníamos, atrévete a verlas como oportunidades transformadoras.

¿A qué renuncias por miedo? En el taller te acompañaré a buscar esas respuestas, a que tomes consciencia de tus miedos, a saber cómo te bloquean y cómo llegan a afectar tu sistema inmunológico, a que aprendas a gestionarlo, a enfrentarlo y disolverlo. Es como encender el interruptor de la luz para que dejes de ser un esclavo de tus miedos y puedas brillar como te mereces.  No renuncies por miedo, atrévete.

Deja un comentario