Una comunicación efectiva para alcanzar objetivos

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Comunicarse de manera efectiva es crucial para conseguir un estado de bienestar y es un factor clave para la consecución de objetivos. Como partes esenciales de la comunicación, el lenguaje (interno, público), la escucha activa y la emoción que los acompaña, crean mi realidad.

¿Alguna vez te has preguntado cuántas horas al día estás hablando y escuchando? Aunque la respuesta depende en gran medida de la profesión u ocupación, seguro que como media de 6 a 8 horas. Y de esas horas ¿cuántas eres consciente de lo que hablas y de cómo escuchas? Estoy convencida que la mayoría contestaría que no, que muy pocas veces es plenamente consciente de lo que dice y de lo que escucha,aún menos (oír no es escuchar).  

Si te dijera que tus pensamientos también forman parte de lo que hablas, pero esta vez contigo mismo… Y si te dijera que tenemos alrededor de 60.000 pensamientos al día… Y que los pensamientos son esencialmente potenciadores o limitantes… ¿Qué impacto crees que pueden tener en tus decisiones, en tus acciones, en tus relaciones, en tus resultados, etc.? El lenguaje (interno, público) crea mi realidad. ¿Estás satisfecho con tu realidad? ¿O te gustaría cambiarla?

Somos una red de conversaciones. La comunicación con los otros la hacemos mediante el lenguaje y en función de cómo es, obtenemos resultados, adversos o favorables. Si son adversos generalmente culpamos al otro, que no nos ha entendido o nos ha engañado. La realidad es que la mayoría de las veces hemos sido nosotros los responsables de la situación.

A su vez, la experiencia nos indica que una buena escucha, empática, efectiva, activa, nos ayuda a comprender y a acercarnos al otro, a que esa persona se sienta reconocida y valorada, lo cual genera un proceso de retroalimentación y te convierte en mejor persona. De hecho, las personas que escuchan, que saben escuchar, son muy valoradas, reconocidas y apreciadas.

Igualmente importante en la comunicación es saber en qué emoción estoy cuando hablo y escucho:  el lenguaje y el cuerpo responden a la emoción en la que estoy. Comunicarme desde la rabia, el miedo o la alegría, me lleva a obtener resultados distintos. Saber en qué emoción estoy, en cada momento, saber el lenguaje que utilizo y cómo está mi cuerpo delante de esta emoción, todo ello me ayudará a que mi comunicación, conmigo mismo y con el otro, sea más efectiva en mi día a día. La coherencia entre la emoción en la que estoy, el lenguaje que utilizo y cómo es mi postura, me llevarán a transformar mi realidad.

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